Estas hermanas nacieron en una familia donde siete de cada diez miembros nacían con enanismo. 😲😲 En aquel entonces, los médicos aún no entendían por qué nacían tantos niños con enanismo en una misma familia. 😱
Debido a su peculiar apariencia, las hermanas y sus otros familiares actuaban en el escenario, entreteniendo a la gente. 😲 ¿Tienes curiosidad por saber cómo era el resto de esta singular familia? Su foto familiar y su historia se contaron en el primer comentario. 👇👇
La familia Ovitz no era solo una familia; eran una verdadera compañía de artistas, conocida como la «Compañía Liliputiense», que viajaba por Europa con espectáculos musicales y teatrales.
Eran judíos de un pequeño pueblo de los Cárpatos, y siete de cada diez miembros de su familia padecían una rara forma de enanismo hereditario.
A pesar de sus peculiaridades físicas, no se encerraban en sí mismos. Al contrario, convertían su singularidad en talento: cantaban, tocaban instrumentos, bromeaban y entretenían al público.
Pero el mundo en el que vivían cambiaba rápidamente, y con la llegada de los nazis, su vida se convirtió en una auténtica pesadilla.
En 1944, la familia fue arrestada y deportada a Auschwitz (Oświęcim). Un destino diferente les esperaba a los Ovitz, no menos terrible.
El Dr. Josef Mengele, apodado el «ángel de la muerte», quien estaba obsesionado con los experimentos médicos en personas, especialmente en gemelos y enanos, se fijó en ellos. Decidió usarlos como «material científico».
Los miembros de la familia fueron sometidos a experimentos crueles y sin sentido. Les tomaron radiografías sin protección, les extrajeron dientes, les inyectaron químicos en los ojos, les tomaron muestras de médula ósea y les midieron cada centímetro de su cuerpo.
El médico se preguntaba por qué había tantos enanos en una familia y también cómo podían vivir entre personas de estatura normal.
Y aun así, la familia Ovitz sobrevivió. A pesar del dolor, el miedo y las condiciones inhumanas, se mantuvieron unidos. Además, intentaron ayudar a otros prisioneros compartiendo migajas de comida y apoyo moral.
Cuando el campo fue liberado, la familia fue de las pocas que sobrevivieron. El mundo entero conoció a estas pequeñas y valientes personitas de gran corazón.
La última de los Ovits, Perla, falleció en 2001.