Este hombre, mejor conocido en el mundo como André el Gigante, pesaba casi 130 kg con una altura de 190 cm y era el luchador mejor pagado del mundo 😲 Debido a su tamaño inusual, tuvo que pedir ropa especial y durante los vuelos no cabía en el asiento del avión 🤔
El hombre tiene una hija que heredó los genes de su padre y se convirtió en el mismo gigante 😲 Solo mira cómo luce la hija del atleta francés 😍
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André René Roussimoff, más conocido en el mundo como André el Gigante, no siempre fue un gigante. Cuando niño, era un chico muy normal y no destacaba entre sus compañeros.
Sin embargo, todo cambió cuando André cumplió doce años: comenzó a crecer rápidamente. Su cuerpo se desarrolló tan rápido que ya no cabía en el asiento del autobús escolar.
A pesar de esto, los padres no estaban preocupados: creían que un hijo de tal altura podría ayudar muy bien en la casa.
A la edad de diecisiete años, André ya había alcanzado una altura de 190 centímetros y pesaba alrededor de 130 kilogramos. Fue a esta edad cuando decidió dedicarse a la lucha libre, un deporte que estaba ganando una gran popularidad en ese momento.
Eligió el nombre artístico de «Gigante» y comenzó su carrera. Su imagen de un gigante invencible cautivó al público.
Derrotó fácilmente a sus oponentes y ascendió rápidamente a la cima de su carrera. En 1974, Andre entró en el Libro Guinness de los Récords como el luchador mejor pagado del mundo.
Pero detrás de escena, la vida de André estaba lejos de ser fácil. Debido a su tamaño, tuvo que pedir ropa y zapatos según sus medidas individuales.
Los pies y las articulaciones estaban sometidos a un estrés constante, lo que requería una atención especial. Los vuelos también se convirtieron en una tortura: André ocupaba dos asientos a la vez y el baño del avión era tan pequeño que simplemente no cabía en él.
Se sabe poco sobre la vida personal del luchador. Nunca se casó, pero tuvo una hija, Robin Christensen-Roussimoff.
Su relación difícilmente puede considerarse cercana: André rara vez veía a su hija y solo le brindaba un apoyo financiero menor. Según Jean, a los doce años, Robin había visto a su padre sólo cuatro veces.
Sin embargo, los genes del gigante se reflejaban en su apariencia. Robin heredó rasgos característicos: un mentón enorme, pómulos anchos y ojos pequeños.
Los signos de gigantismo también se reflejan en su complexión: mide 180 centímetros y pesa más de cien kilogramos. Al igual que su padre, Robin también decidió probar suerte en la lucha libre, continuando el trabajo de su famoso progenitor.