Un titán de la época dorada de Hollywood, Kirk Douglas fue una fuerza a tener en cuenta tanto dentro como fuera de la pantalla.
Issur Danielovitch nació en Ámsterdam, Nueva York, de padres inmigrantes judíos rusos. De orígenes humildes, llegó a convertirse en uno de los actores más emblemáticos e influyentes de su generación.
Su determinación y su inquebrantable ética de trabajo le permitieron perseverar en los momentos difíciles de la vida, forjando un carácter fuerte que definió su carrera.
Su fuerte presencia escénica y sus intensas actuaciones lo han convertido en uno de los actores más solicitados. Destacó en papeles dramáticos, interpretando a menudo personajes complejos y moralmente ambiguos. El momento decisivo para el artista fue su papel en la película «Campeón» (1949), en la que interpretó a un boxeador despiadado, por la que recibió su primera nominación al Oscar.
A lo largo de su carrera, Douglas demostró una extraordinaria versatilidad, apareciendo en películas como The Bad and the Beautiful (1952), Lust for Life (1956) y Paths of Glory (1957).
Además de su talento como actor, Douglas también fue un firme defensor de la libertad creativa y del cine independiente. Produjo y protagonizó Spartacus (1960), rompiendo la lista negra de Hollywood al nombrar públicamente al guionista Dalton Trumbo.
El legado de Kirk Douglas se extiende más allá de su extraordinaria filmografía. Fue filántropo, escritor y sobreviviente de un accidente de helicóptero y un derrame cerebral. Su perdurable influencia en Hollywood y su espíritu intrépido continúan inspirando a generaciones de artistas.