La propietaria de un pequeño piso de 32 metros cuadrados soñaba desde hacía tiempo con una reforma que convirtiera un espacio estándar en un rincón cómodo y con estilo.Quería que su piso tuviera todo lo que necesitaba: un dormitorio independiente, una cocina espaciosa, un cómodo vestidor y un cuarto de baño acogedor.
La cocina y el salón debían permanecer en el mismo espacio, pero separados en zonas. Para ello, los diseñadores utilizaron una viga, que separaba visualmente la cocina sin sobrecargar el interior.
A pesar de su reducido tamaño, el dormitorio resultó espacioso y ventilado. El principal secreto es la puerta de espejo del armario empotrado, que esconde un amplio vestidor.
No sólo ocultaba cosas de miradas indiscretas, sino que ampliaba visualmente la habitación.
En lugar de las tradicionales mesillas de noche, los diseñadores sugirieron instalar un nicho detrás del cabecero de la cama con una suave iluminación.
Justo a la entrada, a la derecha, organizaron un vestidor independiente, separándolo con una puerta corredera de espejo. No es sólo un lugar para guardar la ropa: gracias al espejo, refleja la luz y amplía visualmente el pasillo.
Cada elemento del cuarto de baño se ha pensado hasta el último detalle. Todas las comunicaciones se ocultaron en las paredes, dejando un diseño limpio y lacónico.