Estas cajas compactas, a menudo sin uso, pueden ser un verdadero salvavidas para su hogar y jardín.
No sólo sirven para guardar verduras como cebollas, ajos y zanahorias, sino también para herramientas, materiales para la creatividad o incluso para utilizarlas como original elemento decorativo, pero decidí ir más allá y convertir estas cajas en un invernadero en miniatura. cultivo de coníferas.
Las cajas de plástico eran perfectas para este propósito: ligeras, económicas y fáciles de manipular.
Elegí cuatro cajas idénticas para mi proyecto. Si quieres repetir esta experiencia, puedes modificar fácilmente el tamaño del invernadero añadiendo o quitando cajas. El secreto principal del éxito es mantener la estructura bien cerrada para retener el calor y la humedad en el interior.
Mi marido se hizo cargo del trabajo con un par de tijeras y cortó con cuidado las patas que sobresalían del cajón para que se conectaran mejor.
Decidí hacer la fijación de la estructura lo más sencilla y fiable posible, utilizando bridas. Primero uní los dos cajones inferiores y luego los superiores de la misma manera.
Luego hice bisagras con las mismas cremalleras para poder abrir y cerrar fácilmente la cubierta del invernadero. Resultó muy práctico y estético.
Para sellar herméticamente las cajas, cubrí la parte superior con film plástico y aseguré los bordes con cinta transparente. Esta “cáscara” crea un efecto invernadero, reteniendo el calor y la humedad.