Una historia increíblemente interesante que encontramos en Internet y que estamos ansiosos por compartir contigo…
Durante el funeral de su madre Daisy, Molly, una chica de 17 años, se sorprendió al ver a su padre Danny, del que estaba separado. No se habían visto en años debido a un divorcio problemático, y aunque Molly había oído cosas malas sobre él, no pudo evitar añorar el vínculo padre-hija que habían perdido. Después del funeral, Danny hizo las maletas de Molly, insistiendo en que se mudara a su casa, a pesar de la renuencia de la niña a dejar la casa llena de recuerdos de su madre.
En la pequeña y desordenada casa de Danny, él hizo todo lo posible para cuidar de Molly, incluso aprendió a peinarla y crear un espacio cómodo para ella. Sin embargo, ocultaba un secreto: a menudo desaparecía por la noche, lo que dejaba a Molly preguntándose si, como afirmaba su madre, estaba bebiendo en un bar. Un día, después de un día difícil en la escuela en el que fue rechazada para el baile de graduación, Molly encontró una nota de Danny diciendo que no estaría en casa. Angustiada, se durmió llorando, sintiéndose aislada e insegura debido a su discapacidad.
Decidido a animarla, Danny sorprendió a Molly al día siguiente con un precioso vestido de fiesta y anunció que él sería su acompañante para el baile. La noche del baile, Danny llegó haciendo una gran entrada, empujando a Molly en una silla de ruedas hacia la alfombra roja mientras todos miraban con admiración. Bailaron juntos alegremente y por un momento Molly olvidó su discapacidad y se sintió amada y apreciada por su padre. Después del baile, Danny fue elogiado por otros padres, quienes contaron historias de su compromiso con Molly a pesar de sus pasados difíciles.
Sin que Molly lo supiera, Danny estaba trabajando en un segundo empleo en una casa de retiro para ahorrar dinero para la operación de Molly, con la esperanza de que pudiera volver a caminar. Años antes, un médico le había dado esperanza, pero la desconfianza de Daisy hacia Danny había llevado a su separación, obligando al hombre a centrarse exclusivamente en el cuidado de su hija. Después del baile, Danny recordó su verdadero objetivo y su amor por Molly, lo que lo inspiró a continuar.
A la mañana siguiente, Danny encontró un paquete sorpresa en su buzón que contenía un cheque por 10.000 dólares de otros padres que asistieron al baile de graduación, acompañado de una sentida nota deseándole lo mejor para la cirugía de Molly. Emocionado, compartió la noticia con Molly, quien estaba encantada. Gracias al dinero y los ahorros de Danny, pudieron continuar con la operación, que fue un éxito.
Durante los meses siguientes, Molly recuperó la capacidad de caminar y Danny dejó su segundo trabajo para pasar tiempo de calidad con ella antes de que ella se fuera a la universidad. Crearon maravillosos recuerdos juntos, cocinando, bailando, andando en bicicleta y corriendo. Danny estaba decidido a que Molly llevara una vida normal, libre de las limitaciones del pasado y fuera el padre que siempre había merecido.