En 2016, en una clínica de Estados Unidos nacieron las gemelas Erin y Abby. Los padres deberían estar contentos, pero en este caso no lo estaban.
En primer lugar, las niñas nacieron bastante prematuramente, 10 semanas antes de tiempo, y en segundo lugar, sus cerebros estaban fusionados.
Los médicos no podían garantizar que todo estaría bien para las niñas.
Sin embargo, tampoco hubo mal pronóstico. Los gemelos necesitaban una operación para separar sus cerebros y cabezas.
Cuando las niñas tenían 11 meses, los médicos finalmente decidieron operarlas.
Por supuesto, esto podría generar complicaciones, llegando al punto en que una de las niñas simplemente no sobreviviría a la operación.
Pero la operación de casi 10 horas fue un éxito.
Las niñas soportaron bien tanto la anestesia prolongada como la operación en sí. Ahora los niños ya tienen 6 años y les va bien.
Como admitió el propio Dr. Gregory Hoyer, que dirigió la operación, todos estaban muy asustados en ese momento, porque sus pacientes eran los más pequeños en la historia de la medicina en haber sido separados.
Ahora las niñas son vigiladas de cerca por médicos bajo la dirección del Dr. Hoyer.
Están observando de cerca cómo se están desarrollando partes del cerebro de los gemelos que alguna vez estuvieron fusionadas. Se planean varias otras operaciones para restaurar los huesos del cráneo.