Antes de que Jack, su nuevo vecino, llegara, Gregory Watson llevaba una existencia pacífica en su vecindario. La práctica constante de Jack de estacionar en el espacio asignado a Gregory rápidamente se convirtió en un problema serio. Gregory, un hombre de unos cincuenta años con molestias persistentes en las piernas, dependía de ese espacio de estacionamiento para proporcionarle un acceso conveniente a su casa. Gregory le pidió a Jack que estacionara en otro lugar varias veces, pero el problema persistió. Cuando Gregory se despertó una mañana y encontró su auto cubierto de cinta adhesiva, las cosas se salieron de control.
Gregory era consciente de que el vandalismo era obra de Jack y su hijo, Drew. Reclutó la ayuda de sus jóvenes vecinos, Kris y Noah, en su misión de darles una lección. Trabajaron juntos para idear un plan de represalia. Esa noche, los tres se pusieron a trabajar, colocando ruidosos carillones de viento alrededor de la casa de Jack, inundando el patio de Jack con flamencos rosados de plástico y decorándolo con purpurina biodegradable.
Gregory observó desde su ventana a la mañana siguiente cómo Jack y Drew salieron a la calle para averiguar el chiste. Los agentes de policía llegaron al lugar cuando Jack empezó a acusar a Gregory. Le mostraron a Jack la película de seguridad y el coche grabado como prueba cuando lo confrontaron por las infracciones de estacionamiento y la destrucción. Drew y Jack fueron llevados a la estación para ser interrogados.
Gregory finalmente recuperó su lugar de estacionamiento después de llamar a la policía. Celebró con Noah, Kris y su abuela, Kelly, esa noche. Mientras reían y contaban historias, todos sintieron una sensación de logro y pertenencia. Harry, el nieto de Gregory, se emocionó al escuchar sobre la ingeniosa venganza de su abuelo cuando regresó a casa para las vacaciones.
Además de traer justicia, esta experiencia mejoró los lazos del vecindario. Gregory valoró el sentido de comunidad que se había desarrollado y comprendió el valor de tener vecinos confiables. Sirvió como una lección para defenderse y descubrir puntos en común a través de experiencias compartidas.