El esposo observa cómo le quitan el soporte vital a su esposa, pero luego ella se da vuelta y dice «sáquenme de aquí».

HISTORIAS DE VIDA

Tomar la decisión de si a alguien que amas hasta la médula se le debe retirar el soporte vital cuando el pronóstico es sombrío debe ser la decisión más difícil que uno pueda tomar.

Ryan Finley es un hombre que se vio obligado a tomar esa decisión después de que su esposa Jill terminara en coma.

Fue Ryan quien la encontró inconsciente y sin respirar. Corrió hacia ella e hizo todo lo que estuvo a su alcance para ayudarla a recuperar el conocimiento hasta que llegaron los paramédicos. Incluso realizó RCP y oró por un resultado positivo, aunque sabía que las posibilidades eran escasas.

Fuente: Captura de pantalla de YouTube: afrontar la vida de frente
Los paramédicos lograron que Jill volviera a la vida, pero su corazón estaba débil y su respiración era lenta. La llevaron de urgencia al Oklahoma Heart Hospital y le pusieron un traje que le bajó la temperatura para minimizar el daño a su cerebro falto de oxígeno. Desafortunadamente, cayó en coma.

Ryan oró todos los días. Nunca perdió la esperanza, pero los días se convirtieron en semanas y le dijeron que las posibilidades de Jill eran nulas. Luego le pidieron que considerara que los médicos le desconectaran el soporte vital.

Escribió sobre ese día en su diario y sus palabras son, cuanto menos, desgarradoras.

“Hoy podría ser el peor día de mi vida. Básicamente tengo que decidir si ella morirá o no”, escribió Ryan, según TODAY. Intentó ponerse en el lugar de Jill y creyó que ella no querría vivir su vida así, así que hizo la llamada.


Toda la familia se despidió y, en el momento en que se apagó la máquina, Jill todavía estaba allí. Los médicos explicaron que no moriría de inmediato mientras atravesaba el “último mitin”.

En ese momento, Jill empezó a murmurar. Ante la incredulidad de su esposo, quien estaba pasando por una inmensa angustia, ella le dijo que la sacara de allí y la llevara a Melting Pot o Ted’s, dos de sus restaurantes mexicanos favoritos.


Ryan sabía que su ser querido lo lograría, sin importar lo loco que sonara. Y tenía razón. Jill respiró por sí sola y pasó por una cirugía cardíaca y rehabilitación.

Hablando del tiempo que pasó en coma, Jill explicó que no recordaba nada pero que tenía problemas con su memoria a corto plazo y con la pronunciación de ciertas palabras. De lo contrario, se sentía bien y estaba lista para aprovechar esta segunda oportunidad que Dios le había dado.


La pareja está agradecida de seguir junta y de estar más fuertes que nunca. “Ahora valoramos cada día, cada minuto, cada hora”, dijo Jill a TODAY. «No es que no lo hiciéramos antes, simplemente lo pone más en perspectiva».

Para obtener más información sobre esta milagrosa historia, mira el vídeo a continuación y asegúrate de COMPARTIRLO con tu familia y amigos en Facebook.

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