Nacidas en 2002 como gemelas siamesas, Lupita y Carmen rechazan la noción de que están discapacitadas, considerándola más una mentalidad que una limitación física. Inicialmente se les dio solo tres días de vida, pero ahora han aceptado su existencia compartida y desafiado las recomendaciones médicas de someterse a una cirugía para separarlas.
Tienen una conexión que perdura a través de la geografía y el tiempo, habiendo vivido en Connecticut desde los 2 años, y manejan las tareas diarias con una adaptabilidad extraordinaria. Debido a su estrecho vínculo emocional y los desafíos de estar separadas, decidieron quedarse juntas.