Conozca a Melissa Sloan, una madre de 46 años oriunda de Gales, Reino Unido, que se encuentra en una lucha desesperada por conseguir un empleo debido a su extensa apariencia cubierta de tatuajes. A pesar de haber trabajado limpiando baños en el pasado, Melissa ahora se enfrenta a un rechazo constante y a posibles empleadores que la juzgan basándose en su aspecto tatuado.
Su búsqueda de un trabajo remunerado se ha visto obstaculizada por las nociones preconcebidas de la sociedad sobre los tatuajes, dejándola perpleja y desanimada.
La fascinación de Melissa por el arte corporal comenzó cuando tenía 20 años y rápidamente se convirtió en una obsesión. No contenta con unos pocos tatuajes, desarrolló una pasión particular por los tatuajes faciales, sin dejar piel desnuda en su rostro.
Con el tiempo, cubrió sus viejos tatuajes con otros nuevos varias veces, lo que dio como resultado un collage de tinta de varias capas. A pesar de sus continuas dificultades para encontrar empleo, Melissa se mantiene firme en su dedicación a su pasión por los tatuajes.
Ella afirma audazmente que todavía se hace al menos tres tatuajes nuevos cada semana y se considera «adicta» a esta forma de arte. Su compromiso de expresarse a través de los tatuajes no tiene límites y se imagina continuando con esta práctica hasta bien entrados los setenta años.
La historia de Melissa desafía los estereotipos sociales y sirve como un conmovedor recordatorio de que la apariencia de una persona no debe definir su valor ni sus habilidades profesionales.