Esta maleta no fue una simple cosa, sino la compañera de viaje de mi madre. Se la llevaba a todas partes.
Pero el tiempo no la había perdonado: el cuero raído se había descascarillado, las esquinas se habían agrietado, las cerraduras estaban oxidadas. La maleta parecía tener los días contados.Pero mamá no se atrevía a tirarla.
Nos ofrecimos a restaurarla, pero cuando la vimos más de cerca, nos dimos cuenta de que su estado era desesperado. Así que empezamos a buscar alternativas y encontramos muchas ideas creativas para dar una segunda vida a las cosas viejas.
Una maleta vieja puede convertirse en algo funcional y bonito. Decidimos hacer con ella un original armario de pared.
Para empezar, limpiamos la superficie, la imprimamos y la cubrimos con pintura en la técnica del craquelado, dando un efecto de antiguo vintage.El interior de la maleta se cubrió con cretona de colores vivos, creando un fondo acogedor y cálido. A continuación, colocamos pequeños estantes y soportes para vasos en el interior para convertir la maleta en un elegante minibar.
Una vez terminado el trabajo, lo fijamos a la pared de la cocina y lo llenamos de bonitos vasos y elegante vajilla.
Ahora esta maleta no sólo ocupa espacio en el armario, sino que se ha convertido en un elemento original del interior, que atrae la atención de los invitados y evoca una cálida nostalgia en mamá.
