Esta silla ha estado en nuestra casa durante muchos años. Recordó las vacaciones, las tranquilas tardes familiares y las interminables conversaciones en la cocina. Pero el tiempo no la había perdonado: la pintura marrón se había desvanecido y las piernas crujían con cada movimiento. Había un enorme agujero en el medio de la silla. Estaba en un estado lamentable, pero no me atreví a tirarlo.
Decidí darle una segunda vida. El trabajo me llevó varios días: primero tuve que quitar la pintura vieja y limpiar la superficie, luego reforzar las partes sueltas. El agujero todavía estaba en el medio de la silla. El color blanco le dio un aspecto completamente diferente, fresco y elegante. Pero faltaba algo… Así que agregué pequeñas pegatinas de rosas.
Preparé los dibujos impresos y recorté los bordes para que no se vieran al pegarlos. Y finalmente pinté todo.
Conseguí una silla vintage más chula para la casa.
Ahora esta silla es una decoración de la habitación. Tiene un tacto suave y acogedor y, lo que es más importante, la historia de nuestra casa sigue viva, sólo que ahora es moderna y hermosa.