Anna era una vendedora ambulante de buen corazón que se compadecía de un niño pobre y lo alimentaba gratis todos los días.
Dos años más tarde, su amabilidad se vio inesperadamente recompensada cuando recibió una invitación a un restaurante de cinco estrellas. No tenía idea de lo que le esperaba allí.
La naturaleza compasiva de Anna era evidente en su trabajo. Trataba a todos sus clientes con respeto y cariño, y ellos la adoraban.
Un día, vio a un niño hambriento al otro lado de la calle y fue a ofrecerle algo de comer. A partir de ese día empezó a alimentarlo a diario y, a cambio, el niño prometió ayudarla.
Pero más tarde, Anna descubrió que el padre de Tim perdió su trabajo y su madre murió en un accidente. Se sintió mal por el niño y decidió ayudarlo.
Durante dos años, Anna alimentó a Tim e incluso le envió comida a su padre. Pero una noche, Tim la sorprende invitándola a un restaurante elegante. Allí conoció al padre de Tim, quien le agradeció su amabilidad en los momentos difíciles.
Anna se sintió abrumada por la emoción y agradecida por su amable gesto.
El acto de bondad de Anna tuvo un impacto duradero en Tim. Aprendió la importancia de ayudar a las personas necesitadas y su invitación a cenar demostró cuánto apreciaba la amistad de Anna.
Anna, que era huérfana, encontró la compañía y el amor de una familia gracias a Tim y su padre. La historia destaca el poder de la bondad y cómo puede transformar vidas de maneras inesperadas.