La comunidad se unió para ayudar a renovar la casa de un vecino anciano y el resultado es notable.

HISTORIAS DE VIDA

En Nueva Jersey, es un requisito legal que los ciudadanos mantengan sus casas y patios ordenados para ayudar a mantener las carreteras del estado en condiciones sanitarias. Sin embargo, lograr dicho mantenimiento puede ser un desafío, ya que tareas como pintar y cortar el césped requieren tiempo y dinero, que no todos tienen.

Ann Glancy, una educadora jubilada, enfrentó dificultades para mantener su casa y su jardín. Su pensión era insuficiente para cubrir incluso sus gastos básicos, y mucho menos el mantenimiento de la casa. Como resultado, su casa parecía abandonada, con pintura descascarada y un jardín cubierto de maleza.

A pesar de sus luchas, Ann no tenía a nadie a quien acudir en busca de apoyo; no tenía hijos y vivía sola. Cuando los vecinos Christina y Adam se ofrecieron a ayudar con el paisajismo, ella inicialmente se negó. Sin embargo, después de recibir una multa costosa que no podía pagar, sus vecinos decidieron ayudarla de todos modos.

Amigos y familiares de los vecinos se unieron para apoyar el esfuerzo. Trabajaban los fines de semana y cualquier tiempo libre durante el verano para arreglar la casa de Ann. Reemplazaron tablas viejas, repararon ventanas y renovaron el porche y el entorno circundante. Su dedicación fue tan minuciosa que, después de tres meses, la casa estaba irreconocible.

Aunque al principio dudó, Ann finalmente aceptó la ayuda e incluso se hizo amiga de los voluntarios. Gracias a la generosidad de sus vecinos, Ann evitó gastar más de $10,000 en reparaciones necesarias, transformando su hogar y mejorando su calidad de vida.

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